Humo que truena: Cada uno de nosotros frente a las adversidades.

Índice de contenidos

“Es el año 1850, hemos recorrido una zona de pantanos al norte de Zambia en África; nos encontramos al lado del caudal de uno de los ríos más importantes: el Zambeze. Hemos llegado a una de las más espectaculares vistas; una gran nube de vapor de agua rocía y humedece con una suave brisa nuestro rostro y en medio de esa espesa nube y el estruendo que aturde nuestros oídos, empezamos a reconocer lo que está frente a nosotros: es una caída de agua de más de 100 metros de altura, y una longitud de ancho de 1500 mts. Lleva el nombre original de “Mosi oa Tunya” (humo que truena).

Al lado nuestro se encuentra David Livingston, quien está frente a una de los cientos de encrucijadas, y difíciles circunstancias en su tarea de trazar el recorrido geográfico del río Zambeze.

Estos desafíos nos revelan el carácter del hombre, pero no solo hablando de David Livingston, sino el de cada uno de nosotros frente a nuestras adversidades.

 

Existen dos maneras de entender la respuesta humana al acertijo de la vida:

  • Una que define al ser humano como finito y acabado; casi fijo sin posibilidad alguna. Más al ver con una mirada perdida y la cara húmeda, ya no sabemos si es por la brisa o por las lágrimas ante el monumental obstáculo (resignación/ resistencia/ resentimiento), que se presenta.

 

  • La segunda manera es la que nos plantea Martín Heidegger con el “Dasein” (ser ahí, estar haciendo algo ahí).

 

El hombre en su interior no está estático, sino, en una interacción constante entre “El Ser” (la persona y sus cualidades de carácter particular), y los hechos y circunstancias que lo rodean.

El día a día de cada uno se va construyendo por la manera en que responde a ese juego de circunstancias vs el carácter. Y nos hablará de quien estamos siendo en ese momento en particular.

Recordemos: no estático sino en continuo cambio.

Esta singularidad de ser un ente en permanente dinamismo nos abre una nueva puerta si, y sólo si llegamos a un momento de conciencia personal de nuestra oportunidad y responsabilidad ante nuestra propia vida.

La gran oportunidad de cuestionarnos, ¿quién queremos y debemos ser? Va en virtud de a lo que aspiramos llegar a hacer.

“Vivir siendo inconsciente es estar adormecido, actuar mecánicamente… Esto significa dejarse llevar por el instinto y los patrones de conducta habituales.

 

Ser consciente es saber que estamos despiertos, atentos… Denota que estamos abiertos para percibir el mundo que nos rodea y nuestro mundo interior, para poder comprender nuestras circunstancias y decidir cómo actuar frente a ellas de una manera que honre nuestras necesidades, valores y objetivos.

Cuando estamos más conscientes, podemos percibir mejor aquello que nos rodea, comprender nuestra situación, recordar qué es importante para nosotros, e imaginar más posibilidades de realizar acciones para conseguirlo.

La conciencia nos permite enfrentar nuestras circunstancias y dedicarnos a concretar nuestros objetivos actuando de acuerdo con nuestros valores…”

  • Fredy Kofman

 

 

Nuestras particularidades están frente a nosotros, la brisa cae en nuestro rostro, el trueno retumba en nuestros oídos: ¿cuál es el siguiente paso?

-Ten a la mano una definición clara de a dónde quieres llegar.

-Piensa con un análisis exhaustivo de tu realidad.

-Idea acciones pormenorizadas de las etapas y realiza comprobaciones en cada etapa.

-Arma una estructura en tu carácter que le de sustento a las acciones (¿quién debes de ser?)

-Aprende y ajusta.

 

Mosi oa Tunya” está frente a tus ojos.

 

Carlos Gómez Lozada

 

 

 

 

 

Facebook
LinkedIn
WhatsApp

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Regístrate a nuestro blog
Scroll to Top