Cielos borrascosos, el presentimiento de una oportunidad

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He estado viviendo alrededor de 14 años en una casa que tiene las ventanas orientadas hacia el Popocatépetl el ¨Monte que humea¨ y el Iztaccíhuatl ¨la mujer dormida¨, esta casa se encuentra en la parte alta de un cerro y el sol como don Alfonso Reyes diría:

…Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

Las temporadas de lluvias me han permitido ver cielos rosas, azules, naranjas y múltiples combinaciones de estos colores combinados con fondo azul, lo curioso es que me he dado cuenta de que este maravilloso espectáculo solo es posible si estás dispuesto a esperar esta temporada de lluvias con todas su potencia, truenos ensordecedores, frío, vientos que soplan con tal fuerza que parece que va a empezar a destruir la casa, pues bien esos exóticos colores en el cielo texturizados con nubes de diferentes formas solo son apreciados en esta temporada, fuera de esta, los cielos son monótonos azules, me lleva a decir que los mejores cielos solo se pueden ver después de la tormenta.

Confió que las tormentas que nos toque vivir nos permita ver con una mirada diferente el sentido de vida, que nuestra mirada con la que nos vemos a nosotros mismos sea más aguda nos permita ver con humildad nuestras virtudes pero con severa realidad nuestros defectos y con ello podamos tomar valor para vivir este difícil episodio de atrever a vernos al espejo y tal vez no reconocernos, si eso sucede, solo así se podrá abrir la oportunidad de reconstruimos, si vives la tormenta con los ojos bien abiertos con la mirada no puesta en lamentar las circunstancias sino atento a ti mismo identificando tus fortalezas de carácter y con especial atención descubriendo aquellos elementos de carácter necesarios y ponerlos en acción en lo cotidiano, busquemos conversaciones con propósito que permitirá aumentar nuestro nivel de conciencia al Intercambiar puntos de vista con un profundo respeto por el otro y sus diferencias.

Recuerdas ese olor a tierra mojada y esa fresca brisa que anticipa la tormenta, prepara las velas y que el viento sople siempre a tu espalda que puedas llegar lejos en el encuentro contigo mismo.

Carlos Gómez Lozada

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