CAPACITACIÓN VIVENCIAL COMO UNA BRÚJULA PARA EL FUTURO

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¿Alguien tendrá la fórmula perfecta para enfrentar y resolver la crisis que estamos viviendo?

Tengo la impresión de que no.
¿Seremos capaces de encontrar una salida oportuna, eficiente y contundente?
Tengo la sensación de que sí.
Me pregunto si el camino es a través de cálculos matemáticos, algoritmos, pruebas de laboratorio y proyecciones estadísticas, y me quedo con la impresión de que la ciencia, al menos de momento, está rebasada por un fenómeno que está retando y desafiando nuestra capacidad de sobrevivencia.
 
El bicho, cualquiera que sea su origen y paternidad, está jugando un papel de escrutador; lo imagino riendo, frotándose las manos, con ojos vidriosos y enrojecidos, jugando a las escondidas, volátil como el viento, usando nuestros propios vehículos y capacidad de desplazamiento como armas y transmisores.
Es el enemigo perfecto, reúne factores devastadores  como sorpresa, invisibilidad, tamaño, agilidad, permeabilidad, persistencia y resiliencia.
Nos usa como campo de cultivo (al parecer sólo a nosotros), se ha apoderado de los besos, las conversaciones y las risas y tiene secuestrada a la economía mundial.
 
¡Pedazo de enemigo que enfrentamos!
 
Esperar a que pierda fuerza y se extinga solo o desarrollemos anticuerpos naturales (inmunidad de rebaño) o a que aparezca la vacuna milagrosa, parecen ser las únicas esperanzas por ahora.
 
Personalmente me inclino por no renunciar a la vida.
 
El miedo, la incertidumbre y el encierro nos están secando y a mi parecer, alejando de la salida.
Pienso que tenemos una enorme capacidad de resistencia y sobrevivencia, que estamos desperdiciando con la cuarentena.
 
Si analizamos el mecanismo de generación de anticuerpos que tiene nuestro organismo, al igual que el de cualquier otro ser vivo, encontraremos que se pasa por una exposición (no letal) a los agentes patógenos, para conocerlos, medirlos, decodificarlos y gradualmente encapsularlos y desecharlos.
 
La naturaleza nos invita a enfrentar, luchar y vencer…. o ser vencidos.
 
Pienso que debemos encontrar las dosis adecuadas, los tiempos, las formas, los espacios y condiciones de factibilidad, para retomar la vida.
 
Los pescadores de perlas en Hawaii se aventuran reteniendo la respiración hasta cierto tiempo y profundidad; cumplen su objetivo y regresan a la superficie.
 
Nosotros; los humanos de a pie deberemos empezar a hacer inmersiones hacia el “peligro”, hasta encontrar las modalidades que nos permitan recuperar la vida, acotada y frágil, pero sólo así podremos ir avanzando.
 
Los expedicionarios de antaño pusieron proa hacia el horizonte, afrontando dragones y monstruos imaginarios (y otros muy reales), el riesgo de que la tierra fuese plana y despeñarse en el borde hacia la nada.
Aún así desplegaron velas y aquí estamos, en el mundo que ellos soñaron y se autorizaron.
 
¿Será que el nuevo bicho sólo podrá ser vencido con las mismas agallas, capacidad y sed de aventura, astrolabio y catalejo en mano..?
 
Ciertamente era mayor la incertidumbre y riesgo de los Magallanes y los Pizarros, que en sus precarios galeones crecieron el mundo a golpe de vela y remo.
 
¿Será que nos toca encontrar nuevas rutas, modos de actuar, y reglas para convivir?
 
Disponernos a embarcarnos en distintos navíos, arrostrar nuevos desafíos, acotar el miedo y llegar hasta donde nuestras fuerzas, ciencia, arrojo y esperanza nos permitan llegar
 
Es así y sólo así, cómo podremos salir adelante.
 
Es por ello que la “Capacitación Vivencial” nos ofrece la posibilidad de contactar con nuestra esencia, descubrir nuestros límites, probar nuestra capacidad y velocidad de respuesta, manejar la incertidumbre como fuente de sorpresas y oportunidades
 
Es el escenario en donde  convergen y se alinean el cuerpo, las emociones, la creatividad, las circunstancias más variadas y nos descubrimos capaces de superar cualquier reto.
 
Se vuelve la brújula que  por sí sola no resuelve nada, pero nos muestra el universo de posibilidades, nos ofrece un marco de parámetros y referencias para la toma de decisiones. Esta modalidad de capacitación nos permite salir de la zona de confort, aventurarnos mar adentro y entrenarnos para tomar el timón con firmeza y lograr metas insospechadas.
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